Mis chicos no paran de generar cartas de recompensas para canjearlas por sus puntos.
Es una maravilla como artífice de la gamificación ver lo bien que ha sido acogida por parte de mis niños y al mismo tiempo, gracias a ellos estoy observando qué tipo de recompensa son las que más triunfan o cuáles más les gusta. Ellos me muestran las fisuras que yo como adulto no veo. Ellos me muestran su mentalidad dentro de la gamificación que yo como mayor no se me ocurren. Así aprendo y lo tengo en cuenta para futuras gamificaciones y para entenderlos a ellos mejor.
Como dato curioso ya no es que se fomente el compañerismo es que ya hasta ellos mismos ponen en práctica el trabajo cooperativo. Hacen cartas y las recompensas las reparten a partes iguales por los creadores de las mismas.
¡Son unos cracks!
Comments